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viernes, 25 de junio de 2010

La carrera de las "univentas"

Desde muy temprano y hasta muy tarde varios estudiantes combinan sus horarios académicos con la venta de minutos de celular, dulces, cigarrillos y comidas rápidas dentro del campus universitario.




Cuando la clase termina y comienza un receso, algunos comen algo, conversan, o terminan una tarea pendiente. Otros en cambio, inician su rol de vendedores, especialmente de minutos.

Estas ventas en el interior de la Universidad del Tolima comenzaron tímidamente hace seis años y han venido incrementándose.

Andrés Rodríguez, estudiante de tecnologías y vendedor de minutos, recuerda que en esa época “Todo era más tranquilo. Poco a poco fue incrementando la venta de minutos por la necesidad de los estudiantes para costear su carrera”.

A Marco Mendoza, estudiante de Lengua castellana, le tocó otro panorama cuando comenzó a vender llamadas, hace unos cuatro años. “Se madrugaba mucho. Uno no iba a la casa por vender. El que llegaba primero cogía la mejor banca”, comenta.

Quienes empezaron hace cerca de dos años tuvieron menos problemas. Debieron hablar con los más antiguos, quienes reunidos, deciden desde entonces la ubicación de los nuevos.

Razones para vender

Entre los costos que los estudiantes comerciantes cubren con estas ventas mencionan fotocopias, alimentación, transporte, y arriendo en el caso de los que vienen de otras poblaciones, como Andrés Rodríguez que es de El Espinal.


"Todos venden sus aretes, minutos, su marihuna...lo que tengan que vender pa´subisitir":Hernesto Barreto (centro) , estudiante de Licenciatura en educación física, quien cuenta cómo desde que su mamá lo echó de la casa ha vendido minutos en la universidad.

La "univitrina" hoy

En la actualidad a este “gremio de comerciantes” lo integran más de 30 estudiantes, y cada semestre aparecen más. Se encuentran divididos principalmente en dos zonas estratégicas, en la denominada “curva” y en el parque Ducuara.

Sus ganancias son variables, pero según las declaraciones de algunos de ellos pueden oscilar entre los 80 mil y los 300 mil pesos (entre 40 y 150 dólares), de acuerdo a la cantidad de minutos o a los productos que cada uno tenga.

También influye el tiempo que dedican para atender al público, que varía de acuerdo al horario de clases, ya que aprovechan cada rato libre que les queda. Las clases en la universidad del Tolima empiezan a las 6:00 de la mañana y se prolongan hasta las 10:00 de la noche.

“Toca estar todo el día metido, porque si uno está dos horas no se vende nada”, manifiesta Oscar Rodríguez, de cuarto semestre de Licenciatura en Matemáticas. Aún así, pese a todo el tiempo invertido, “los minutos no dejan casi nada”, agrega.

Las ventas de estudiantes son una faceta más del quehacer universitario. Quehacer con el que el resto de compañeros se encuentran muy seguido, cada vez que necesitan comer algo, o hacer una llamada.

Otro caso



Tomado de Youtube
Las ventas informales para conseguir recursos se extiende a otras universidades del país, no sólo como una forma de suplir necesidades, sino también para obtener ingresos extras, como el caso de esta estudiante de Bogotá.
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